Desde antes de la pandemia, Bernal comenzaba a preocupar debido a que se perfilaba como un lugar donde se pueden vivir los excesos.
Este fin de año el pueblo mágico de Bernal, recibió a miles de visitantes en una muy esperada tregua que permitió el semáforo epidemiológico de Querétaro, conocido para esta jornada como Escenario A Modificado. excesos, excesos, excesos, excesos, excesos, excesos, excesos, excesos
Turistas y familias recorriendo sus pintorescas calles, escenario de varias películas mexicanas, entre ellas La Cucaracha y El Gallo de Oro.
Hace menos de tres décadas este hermoso pueblo perteneciente al municipio de Ezequiel Montes, famoso por su gente longeva y telares de lana, era prácticamente desconocido incluso para una buena parte de los queretanos.
Con la moda del New Age y los rituales del equinoccio de primavera, en los 90 se convirtió en un atractivo lugar para «cargarse de energía», de hecho algunos lugares turísticos, ahora holísticos, todavía usan esa trasnochada frase para invitar a conocerles.
Desde antes de la pandemia, Bernal comenzaba a preocupar debido a que se perfilaba como un lugar donde se podía beber en exceso, ante una autoridad que se hacía de la vista gorda.
Ni el covid-19 logró menguar la proliferación de puntos de venta clandestino, en donde las micheladas, esos cocteles a base de cerveza, comenzaron a crecer indiscriminadamente en los vasos de jóvenes visitantes, así como problemas de delincuencia, los cuales ya han sido reseñados por muchos medios.
Con la naciente administración municipal encabezada por Lupita Pérez, hace menos de un mes se realizaron operativos, derivado de lo cual se clausuraron establecimientos de bebidas alcohólicas que operaban irregularmente, así como arrendadoras de transportes turísticos, en particular cuatrimotos, por similares omisiones en procesos administrativos.
Sin embargo, este fin de semana de año nuevo, pareciera que no hay pandemia, ni Reglamento de Tránsito, por decir lo menos, en las calles de un pueblo, catalogado como «mágico» que pareciera busca se le cancele esa declaratoria turística.
Exceso de puntos de venta de bebidas alcohólicas, algunos incluso con «hostess«; renta de cuatrimotos sin casco, con exceso de pasajeros y luciendo sus latas de cerveza o vasos de micheladas.
También pudimos ver a motos turísticas circulando fuera del primer cuadro, es decir en la carretera.
La policía turística y los agentes de tránsito, seguramente atendían alguna emergencia o bien estaban de vacaciones. En una de las céntricas calles unos locatarios llamaron a la policía debido a que encontraron a un ebrio orinándose en el porche de un restaurant, los agentes, nunca llegaron.
En octubre pasado se viralizaron en medios queretanos las imágenes de un par de camionetas a las cuales les robaron las llantas, por cierto una de estas era de unos novios de otro estado que habían decido casarse en Bernal.
Las autoridades se han visto rebasadas en este fin de año e inicios de 2022, es apremiante se revisen los términos de reactivación económica y turística de la demarcación, con operativos y monitoreos adecuados acorde a lineamientos sanitarios por la pandemia, turísticos y de seguridad pública, un alcoholímetro peatonal no estaría de más.
Lamentablemente las calles de Bernal son una enorme cantina, donde la reactivación económica es la coartada para hacerse mirar a otro lado, mientras los visitantes encuentran un espacio para negar la pandemia y ponerse hasta las chanclas.